Las distancias en Irán parecen estirarse. Sin embargo los trayectos se hacen muy amenos por los interesantes paisajes, y la conducción es relajada por el excelente estado de las carreteras.
Camino a Persépolis...
...empezamos a ver los primeros síntomas del final del otoño.
Vista parcial de la antigua Persépolis.
Llegamos de noche a Persépolis y mientras curioseábamos en la tienda de libros apareció por allí un tipo de lo más curioso.
Resultó ser nieto e hijo de arqueólogos, y por supuesto él también lo era. Y además, profesor de la Universidad.
Nos contó que nació en la misma Persépolis, antes de que un grupo de arqueólogos, entre los que se encontraba su padre, empezara las excavaciones.
Han sido tantas las personas que he conocido y tantos nombres en tantos idiomas, que lamentablemente no recuerdo el nombre de nuestro India Jones particular.
En todo caso, ÉL, va a todos los sitios con una bolsa de explorador en la que lleva un termo con agua caliente, una bolsita con té y otra con canela, y cada noche se acerca hasta Persépolis a tomar su infusión y mirar las estrellas.
Y allí nos conocimos, y allí nos invitó a su té y juntos miramos las estrellas y escuchamos las anécdotas que sus 70 años llevan a la espalda.
Hablábamos con él en una mezcla de inglés, francés y español, y él contestaba en el mismo idioma inventado, cambiando el español por el italiano. Y así nos entendíamos.
Improvisada clase de Historia.
Es soltero. Ha viajado por toda europa trabajando de arqueólogo, y visitando amores prohibidos...
También a él le costo poco más de 2 minutos explicarnos su punto de vista sobre el gobierno iraní, al que criticaba con dureza y sin prudencia. Pero aquella era una noche mágica y dejamos la política a un lado para disfrutar con sus relatos sobre la excavación, sobre la Historia de aquel lugar, sobre sus viajes a Europa y sus conquistas sentimentales, su compañía, su sinceridad y su té.
Nos ofreció guiarnos por las ruinas a la mañana siguiente, y por supuesto aceptamos.
Así que allí apareció de nuevo con su zurrón y nos explicó paso a paso todo lo inimaginable sobre aquel increíble lugar en el que hace 2.500 años construyeron una red subterránea de canales para la evacuación de aguas, donde los trabajadores estaban asegurados, y las mujeres tenían derecho a 6 meses de baja por maternidad. Sí, hace dos mil quinientos años. Y nosotros, que nos creemos el ombligo del universo, actuamos como si el mundo empezara con nosotros. Asco de raza!
A lo que iba: disfrutamos varias horas paseando entre aquellas 'piedras' con una excelente compañía y después de acercar a Indiana Jones a su casa pusimos rumbo a Esfahan.
Teníamos una duda: ¿querrá Indiana dinero por sus servicios?
La respuesta fue sencilla. No.
Las mujeres que en Irán visten de riguroso negro me recuerdan a las que en España guardan rigurosos lutos.
Pero allí, como aquí, las modas cambian y las jóvenes son las primeras en apuntarse.
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"Las mujeres que en Irán visten de riguroso negro me recuerdan a las que en España guardan rigurosos lutos."
ResponderEliminarO quizá guardaban. No sé si quedarán. Me parece una analogía muy interesante que casi nadie saca cuando se debate por el velo islámico, su función, su prohibición y todo eso...
Quedan, quedan, Alfonso ;-)
ResponderEliminarQuizá no son mayoría, y casi siempre de edad avanzada ancladas a antiguas tradiciones.
Pero lo curioso es que a priori rechazamos lo de otros (y más cuando aparecen las palabras 'islam', 'irán', 'velo'...) cuando en casa tenemos cosas muy parecidas que ni nos cuestionamos.
Abrazo!
Interesante rememorar estos momentos de historia "al cuadrado" (clase de Historia dentro de "nuestra" historia), con dudas permanentes sobre el estipendio incluidas.La verdad es que yo tampoco recuerdo su nombre....aunque es difícil olvidar a tan curioso tipo (Arqueólogo e Ingeniero,curiosa mezcla).Tb recuerdo a su alumno y esbirro, cuyo nombre tampoco alcanza mi memoria...
ResponderEliminarA mi personalmente Persépolis me decepcionó bastante... Quizá tenia muchas espectativas. Yo llegué a ver el director de Persépolis, todo un personaje, parece una de las figuras de los gravados con la misma barba y el pelo muy rizado y largo. En canvio Yazd me fascinó.
ResponderEliminarTampoco me gustó q en Iran los guiris paguen precios 20 veces superiores a los locales, a veces los precios son exagerados hasta para un Europeo. Creo recordar q quando fui allí, el precio passava de los 10 euros, pero hablo de memória. Una cosa es pagar más, la otra es pasarse.
Sobre el tema de las chicas jóvenes y los colores. Recuerdo q durante el mes q pasé en Irán me sorprendio el efecto del chador y me di cuenta de las horas q pasamos mirando escotes y culos en nuestra vieja Europa. Los comentarios y fantasias mentales q nos absorven y roban horas. Cuando la gente se aleja de las ciudades en Iran y va al mundo rural deja de pensar en estas cosas.
Aunque la indumentaria de las jóvenes en las ciudades crea el efecto contrário! Esas camisas largas y apretadas són muy sugerentes y hacen volar la imaginación...
Hola Anónimo!
ResponderEliminarLo de ir con muchas espectativas suele pasar a menudo. Yo tuve 'miedo' cuando fui al Taj Mahal... por suerte se me pusieron los pelos de punta.
Ésta ha sido la segunda vez que he estado en Persépolis, y espero que haya una tercera. Las ruinas son ruinas, lo que me fascina de ellas es pensar en su historia, en las cosas que allí pasaron, la gente que estuvo allí cientos o miles de años atrás... y además pensar en todo ello allí mismo...!
Ah, a mí tampoco me apetece pagar más que nadie, pero no me hace falta irme a Irán, Uzbekistán o India... me pasa aquí, en mi propio país, donde casi siempre pago más que los que tienen carnet de estudiante, de profesor, de pensionista, de desempleado...
ResponderEliminar;-)